De todas las historias que tomé como preliminares, elegí una, el nombre de esta es "Escapando de un secreto". La historia es sobre un pueblo donde todos eran muy contentos y unidos, sin embargo, un día, un hombre del país vecino, muy envidioso a decir verdad, tomó la decisión de arrebatar la felicidad a ellos y lo hizo mediante a los secretos, plantándolos por doquier.
Hace mucho tiempo, había un país en el que todo eran
sorpresas: había fiestas sorpresa, regalos sorpresa, visitas sorpresa y mil
sorpresas más. Niños y mayores las preparaban a escondidas con gran ilusión y
cuidado. Luego, cuando llegaba el gran día, se descubría la sorpresa y todo se
llenaba de alegría.
Vivía en el país vecino el Señor del Silencio Oscuro, quien
sentía tanta envidia por aquella felicidad continua, que decidió acabar con
ella usando la peor de sus armas: los secretos. Los secretos eran casi
idénticos a las sorpresas, pero había una cosa que los diferenciaba: ellos
odiaban la fiesta y la alegría, y nunca querían salir totalmente de su
escondite. Viajaban escondidos, siempre de una persona a otra, colándose en sus
corazones, y usando mil trucos para no ser descubiertos. De todos ellos, su
truco favorito era el miedo, haciendo creer que pasarían cosas terribles si se
llegara a descubrir el secreto. Pero en todo lo demás el parecido con las
sorpresas era tan grande, que el malvado pensó que nadie llegaría a
diferenciarlos.
Así que el Señor del Silencio envió a sus fantasmales
sembradores de secretos al país vecino, y estos consiguieron llenarlo todo de
secretos, miedos y susurros. Las sorpresas fueron desapareciendo, y apenas
quedaban niños que no tuvieran atrapado el corazón por un secreto. Pero
entonces Laura, una de aquellas niñas atrapadas, descubrió que su coranzoncito
se estaba haciendo cada vez más pequeño y triste. Y superando su terrible
miedo, le contó el secreto a su mamá para ver si podía ayudarla.
El secreto voló veloz hacia el corazón de su mamá, dispuesto
también a atraparla, pero al tocarlo explotó en mil pedazos, dejando libre a la
niña ¡Menuda sorpresa! Nadie, ni siquiera el malvado Señor del Silencio, sabía
que los secretos no pueden atrapar al mismo tiempo el corazón de una madre y su
hija, porque están unidos por un amor especial que ni siquiera el miedo puede
romper.
Laura, sintiéndose otra vez libre y alegre, corrió a
contárselo a todos sus amigos. Estos, según fueron hablando con sus mamás,
vieron cómo sus secretos estallaban y obligaban a los sembradores de secretos a
volver a su oscuro y triste reino. Y libres del miedo, y felices de nuevo,
jamás volvieron a preocuparse por los secretos, pues sabían perfectamente cómo
diferenciar una sorpresa de un secreto. Bastaba con contándoselo a mamá, porque
al compartir sus corazones las sorpresas los llenaban de alegría y los secretos
estallaban en mil pedazos.
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