Esta es la segunda practica que voy realizando, pero, en esta ocación, escogí otra historia corta infatil y la convertí en un dialogo teatral. Esta lleva el titulo de "El miedo es blandito y suave" (el link: http://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/el-miedo-es-blandito-y-suave).
Trata sobre una niña que le tenía miedo a la oscuridad y un día, cansada de temer, le preguntó a su tía, quién era muy valiente, como superar sus miedos y ella le dio un método muy efectivo que pronto realizó.
Ally es una niña de siete años e iba a un colegio que quedaba cerca de su casa. Pero, ese día, ella tendría una exposición que realizar frente a la clase y estaba aterrada.
Ally está sentada en el sofá de su casa, con la cabeza entre sus manos.
Su madre la ve y se le acerca.
Mamá: [Preocupada] ¿Qué ocurre, Ally?
La niña levanta la cabeza de sus manos y mira a su madre.
Ally: Tengo miedo.
Mamá: ¿Miedo? ¿A qué?
La madre se acerca y toma asiento junto a su hija.
Ally: La exposición de inglés.
Mamá: Ally no va a pasar nada, son solo tus amigos.
Ally: [Mirando a su madre] Lo sé, ¿pero y sí se burlan de mí?
Mamá: No lo harán.
Ally: [Gritando] ¡Eso no lo sabes!
Mamá: Claro que lo sé.
Su madre mira la hora en la pared de su habitación, toma del brazo a su hija y la acompaña hasta su colegio caminando, ya que quedaba a solo un par de cuadras.
Ally: No quiero ir.
Mamá: Allison, si no vas, te van a poner un cero en nota.
Ally: ¡Entonces que me lo pongan!
Mamá: [Molesta] ¡Allison!
Ally: Lo siento. Bien, voy a entrar.
Mamá: Así se dice.
Ally: [Mirando a su madre] Adiós.
Mamá: [Gritando] ¡Adiós, mi niña, buena suerte!
Allison llega caminando a su salón. Se sienta en una de las sillas, al lado de su amigo Mark.
Mark: Pareces asustada.
Ally: Lo estoy.
Mark: [Preocupado] ¿Por qué?
Ally: La exposición de inglés.
Mark: ¿Tienes miedo a exponer enfrente de nosotros?
Ally asiente con la cabeza.
Mark: ¿Y si me miras?
Ally niega con la cabeza.
Mark: ¿Por qué no?
Ally: Lo he intentado, igual me asusta.
Mark: [Pensativo] ¿Y si…?
Ally: No, Mark.
Mark: [Gritando emocionado] ¡Oh, lo tengo!
Profesora de matemáticas, la señorita Lu: ¡Niños! ¡No griten!
Mark y Ally: Lo sentimos, señorita Lu.
Mark: Déjame contarte una historia, ¿sí?
Ally: Está bien, pero cuidado con la señorita Lu, no debe oírte.
Mark: Lo tendré.
Mark: Marina era una niña que tenía mucho miedo de la oscuridad. Al apagarse la luz, todas las cosas y sombras le parecían los más temibles monstruos. Y aunque sus papás le explicaban cada día con mucha paciencia que aquello no eran monstruos, y ella les entendía, no dejaba de sentir un miedo atroz.

Ally: ¿A la oscuridad? Vaya.
Mark: ¡No me interrumpas!
Ally: Oh, sí, lo siento.
Mark: Un día recibieron en casa la visita de la tía Valeria. Era una mujer increíble, famosísima por su valentía y por haber hecho miles de viajes y vivido cientos de aventuras, de las que incluso habían hecho libros y películas. Marina, con ganas de vencer el miedo, le preguntó a su tía cómo era tan valiente, y si alguna vez había se había asustado.
- Muchísimas veces, Marina. Recuerdo cuando era pequeña y tenía un miedo terrible a la oscuridad. No podía quedarme a oscuras ni un momento.
La niña se emocionó muchísimo; ¿cómo era posible que alguien tan valiente pudiera haber tenido miedo a la oscuridad?
- Te contaré un secreto, Marina. Quienes me ensañaron a ser valiente fueron unos niños ciegos. Ellos no pueden ver, así que si no hubieran descubierto el secreto de no tener miedo a la oscuridad, estarían siempre asustadísimos.
- ¡Es verdad! -dijo Marina, muy interesada- ¿me cuentas ese secreto?
- ¡Claro! su secreto es cambiar de ojos. Como ellos no pueden ver, sus ojos son sus manos. Lo único que tienes que hacer para vencer el miedo a la oscuridad es hacer como ellos, cerrar los ojos de la cara y usar los de las manos. Te propongo un trato: esta noche, cuando vayas a dormir y apagues la luz, si hay algo que te dé miedo cierra los ojos, levántete con cuidado, y trata de ver qué es lo que te daba miedo con los ojos de tus manos... y mañana me cuentas cómo es el miedo.
Marina aceptó, algo preocupada. Sabía que tendría que ser valiente para cerrar los ojos y tocar aquello que le asustaba, pero estaba dispuesta a probarlo, porque ya era muy mayor, así que no protestó ni un pelín cuando sus padres la acostaron, y ella misma apagó la luz. Al poco rato, sintió miedo de una de las sombras en la habitación, y haciendo caso del consejo de la tía Valeria, cerró los ojos de la cara y abrió los de las manos, y con mucho valor fue a tocar aquella sombra misteriosa...
A la mañana siguiente, Marina llegó corriendo a la cocina, con una gran sonrisa, y cantando. "¡el miedo es blandito y suave!... ¡es mi osito de peluche!"
Ally: ¿Era un oso? ¿A eso le temía?
Mark: Así es, y tú estás igual, Ally. Le temes a un oso de peluche.
Ally: [Riendo] Puede ser, Mark.
Ally: Gracias.
Mark: [Sonriéndole] No hay de qué.
